Pepe puntualiza que, durante toda la vida y, en especial, durante nuestra última etapa, además de la compañía, es esencial que recuperemos a los amigos. La amistad -nos explica- es esa importante forma del amor y esa relación personal que nos exige imaginación, reflexión, paciencia y esfuerzo. “Fijaos -nos dice- cómo la amistad ha sido considerada por los filósofos, por lo médicos y por los psicólogos como una fuente de salud y como un vivero de bienestar. Luis, nuestro experto latinista, nos ilustra sobre la importancia de la amistad en nuestras raíces culturales. Nos recuerda cómo la Iliada nos cuenta la profundidad de la amistad que une a Aquiles con Patroclo, y nos explica el valor “absoluto” que Aristóteles -en los libros VIII y IX de su Ética a Nicómaco– concede a la amistad: “La amistad no sólo es necesaria, sino que es bella y honrosa. El cariño que se dispensa a los amigos nos parece uno de los más nobles sentimientos que el corazón puede abrigar”. José Carlos aprovecha para recordarnos que también en nuestra tradición cristiana la amistad es la manera peculiar de relacionarnos con Jesús de Nazaret: “a vosotros os llamo amigos”. (Juan 15, 13-15)
Es cierto que la amistad -como relación afectiva- está presente en las diferentes etapas de la vida, es una necesidad y una fuente de beneficios de elevados valores terapéuticos, pero, por favor, no olvidemos que, en la ancianidad, su importancia es vital. Los mayores necesitamos amigos porque ellos son los que, por su proximidad y por su semejanza, mejor nos comprenden, aunque no tengamos que darles muchas explicaciones. Es ahora, cuando ya nos hemos despojado de uniformes, de hábitos, de insignias y de títulos, cuando nos hemos bajado de las tribunas y de las poltronas, cuando podemos gozar de mayores facilidades para expresarnos con nuestra peculiar manera de ser y para comunicar con confianza nuestras inquietudes y nuestros sentimientos comunes. No es extraño, por lo tanto, que Julio -arquitecto, intelectual, escritor y artista- defina el cielo como ese lugar privilegiado en el que viviremos, celebraremos y disfrutaremos de la delicada, frágil y valiosa planta de la amistad.
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