martes, 4 de agosto de 2020

YO ACUSO. Por Carlos Espinosa de los Monteros. Abogado, Técnico Comercial y Economista del Estado.


Me atrevo a tomar prestado, sin permiso, el título más famoso de la historia del periodismo, escrito por Emile Zola hace más de 100 años, sin otra legitimidad que la de un español a pie con más de 50 años de experiencia internacional. Y que asiste indignado y dolido por la injusticia que se está cometiendo con el Rey Juan Carlos I, el daño para su Persona, para la Corona, para España y los españoles.
Yo acuso al Gobierno de España de graves faltas de lealtad con el Jefe del Estado a lo largo de los últimos años, con actuaciones, afirmaciones, comentarios, ausencias y suplantaciones en las que prevaleció junto a las faltas de respeto el menosprecio al papel que le corresponde en la Constitución.
Yo acuso al Gobierno de Sánchez e Iglesias de intentar llevar a España hacia una República, no utilizando la vía prevista en la Constitución sino por la de desacreditar la Monarquía de cualquier manera. 
Yo acuso al Gobierno actual de realizar una presión en todos los frentes tendente a forzar la salida (expulsión?) de España del Rey Juan Carlos, sin que exista sobre Él no ya una sentencia condenatoria, ni siquiera imputación de ningún tipo, todo ello como condición necesaria para seguir tolerando la Monarquía Constitucional en España. 
Yo acuso a tantos y tantos políticos, exministros y líderes de la Transición, incluidos expresidentes del Gobierno, con la excepción ejemplar de Felipe González, que han permanecido con los labios cerrados ante tantos agravios durante esta fase de linchamiento. Demasiados silencios, propios de estos tiempos faltos de compromisos. Y me atrevo a lamentar el silencio del mundo académico e intelectual, tan influyente en la creación de opinión y que debería haber sido consciente del enorme daño al prestigio de España tan necesario en el mundo de la competencia que ha supuesto la irresponsable expansión de tantos rumores y juicios paralelos.
Yo acuso a tantos empresarios y altos directivos que han visto acompañados sus esfuerzos por hacer grandes sus empresas por la acción y presencia del Rey, gran embajador de España, abridor de mercados, siempre dispuesto a ayudar a empresas grandes o pequeñas y generador del clima necesario para que ellos, sus empresas y productos fuesen aceptados en mercados que nunca pudieron imaginar. Como dejó dicho Martin Luther King “no me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética; lo que más me preocupa es el silencio de los buenos. No solo somos responsables de lo que hacemos, sino de lo que no hacemos, de lo que no defendemos y de lo que callamos”.
Yo acuso de forma muy significativa a los responsables de las empresas integrantes del consorcio adjudicatario del contrato más grande jamás ejecutado por España: el tren de alta velocidad entre la Meca y Medina (en Arabia Saudí), referencia tecnológica sin par, y motivo de orgullo para todos los que ahí han participado y que ha permitido obtener otros importantes concursos internacionales. La campaña montada contra el Rey arranca de la falsedad de que pudo haber percibido comisiones de hasta 100 millones de dólares por su intervención. Las comisiones en todo el mundo las paga el vendedor del producto o servicio para “animar” al comprador a tomar la decisión en su favor. Yo les acuso de no haber salido individualmente o como consorcio afirmando con toda nitidez que ellos, los vendedores, no pagaron ni al Rey ni a ninguna persona de la administración española cantidad alguna, lo cual hubiera servido para evitar desde el principio todas las calumnias y falsas informaciones.
Yo acuso a todos aquellos medios de comunicación que sin pruebas ni rigor alguno, pero con ensañamiento y deleite han hecho programas especiales, donde sistemáticamente se ha negado la presunción de inocencia y rara vez se ha utilizado la palabra “presunta” al referirse a las acusaciones.
Yo acuso finalmente a Pedro Sánchez y su Gobierno de una conducta innoble, carente de toda objetividad, moderación y buen criterio (cualidades que precisa todo buen gobernante) para forzar una expulsión de su país de un ciudadano que tanto ha hecho desde su juventud al servicio de España. Con éxito y reconocimiento mundial como  protagonista de la  mayor transición a la democracia  y desarrollo  social, económico y político en ningún país del mundo occidental.
Yo me acuso personalmente de no haber sido capaz de luchar con más acierto por evitar un atropello como el que se está cometiendo con alguien al que tanto debemos. 
La Historia nos juzgará a todos. 
Carlos Espinosa de los Monteros.
Abogado, Técnico Comercial y Economista del Estado.

1 comentario:

  1. El problema no es solo lo de el rey emérito, a todo trapo quieren hacer desaparecer la monarquía y con esto la figura del rey Don Felipe VI .
    Controlan los medios de comunicación ,controlan a la Guardia Civil y policía Nacional, municipal etc.
    Ahora controlan también el CNI se introdujo con calzador Pablo Iglesias. Les queda derrocar al que manda el ejército osea su Majestad don Felipe VI. Es una trama muy bien orquestada de fuera de España.

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