Ya está en la calle la segunda edición de Raros como yo (Espasa), el último libro de Juan Manuel de Prada, en el que el escritor nos presenta una selección de autores cuya lectura le ha fascinado y sin embargo no han gozado (o no gozan hoy) de un reconocimiento público a la altura de su interés literario.
El libro está estructurado en tres partes: Una gavilla de malditos, que incluye más de una treintena de nombres y muchos títulos que se nos invita a leer; una segunda parte consagrada a su 'maldito' preferido, Leonardo Castellani: con todos se peleó, salvo con Dios, a quien consagra una cuarta parte de las páginas del libro; y Rosas de Cataluña, nueve escritoras de un periodo muy determinado que Prada estudió a fondo para su monumental biografía de Ana María Martínez Sagi El derecho a soñar ("la obra de mi vida", no duda en calificarla).
Todos ellos, escritores de lengua hispánica (castellana o, en el caso de las 'rosas', catalana), salvo el norteamericano John Franklin Bardin ("el heredero más cabal de Poe"), la brasileña Carolina Nabuco (cuya novela La sucesora fue posiblemente plagiada por Daphne du Maurier en su Rebeca, que Alfred Hitchcock encumbró en el cine) y dos franceses cuya inclusión en el volumen es evidentemente intencional. Por ellos comenzamos preguntándole.
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