«Creí que no iba a ser capaz de terminar el aria... Pensé parar y decirle al público que iba a empezar de nuevo, pero al final lo conseguí». A Plácido Domingo le brillan los ojos mientras pronuncia estas palabras. No ha podido entrar en su camerino todavía después de tres horas de concierto. Los pasillos del Auditorio Nacional son un enjambre: la familia, los amigos, los cantantes que han compartido con él una de las noches «inolvidables» que le ha regalado Madrid... Todos quieren saludarle y hacerse una foto con él. A las puertas del Auditorio espera todavía un centenar de personas y hacia allá se dirige para darles -otra vez- las gracias por el recibimiento.
Y es que Plácido Domingo no podía esperar, confiesa con la emoción venciendo al cansancio, que el público de Madrid le recibiera con la calidez con la que lo hizo anoche en el Auditorio Nacional, donde ofreció un concierto benéfico dentro del ciclo de la Fundación Excelentia que suponía su primera actuación en Madrid después del escándalo de las acusaciones de abuso sexual que saltó en agosto de 2019.
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