Desde que empezara su formación como cantante en el Conservatorio Nacional de Atenas, Maria Anna Cecilia Sofia Kalogeropoúlou, más conocida como Maria Callas, destacó por su determinación, pues tuvo que hacerse pasar por mayor para ser aceptada en el centro. Vivió su juventud en Grecia junto a una madre que la presionaba, por lo que cuando el país fue liberado de la ocupación de las fuerzas de Eje durante la Segunda Guerra Mundial, decidió viajar a Estados Unidos para reunirse con su padre. A pesar de que no debutó, continuó trabajando para convertirse en la gran cantante que deseaba ser. A finales de la década de 1940 y durante sus actuaciones en Italia su fama explotó y se convirtió en una celebridad, consolidándose como una de las grandes cantantes operísticas de la historia en los años 50. A finales de 1950, Callas experimentó un declive en la calidad de su voz que muchos achacaron a la tortuosa relación que empezó con el magnate Onassis y que se alargó hasta 1968, cuando éste la abandonó para casarse con Jacqueline Kennedy. Durante los últimos años de su vida su salud empezó a deteriorarse e incluso en una ocasión tuvo que ser ingresada a causa de un intento de suicidio. Tras años alejada de los escenarios, reapareció en varias ocasiones a principios de 1970 -en la imagen se la puede ver en Ámsterdam en 1973-, pero su voz ya no era la misma.
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