Se estrena la esperada película del director Ridley Scott (Alien, Blade Runner, Gladiator…) sobre Napoleón Bonaparte. Además de destacar el protagonismo de Joaquin Phoenix, la película llega en medio de cierta polémica por las licencias históricas que se han tomado los autores.
Napoleón arranca con la ejecución de María Antonieta durante la revolución francesa, y cuenta el ascenso de Napoleón, desde un oficial de artillería del ejército francés a emperador, además de su complicada relación con la que sería su mujer, Josefina.
Las virtudes de una película como Napoléon son evidentes desde el momento en que uno ve el tráiler: un aspecto visual apabullante, con un esmerado trabajo de ambientación, una fotografía pictórica y tenebrista, una música épica… estamos ante una gran producción y luce como tal. Sin embargo, existe un problema capital que parece haber afectado a todo el aparato narrativo del filme: Ridley Scott rodó una película de 4 horas, que para su estreno en cines se ha recortado a 2 horas y media. Es sin duda una medida mucho más digerible para el espectador, la película no aburre y tiene cierta agilidad, pero a cambio nos encontramos ante una narración deslavazada. Existen escenas que parecen iniciar subtramas pero que no van a ningún sitio, hay otras que parecen germinar de semillas que no han sido plantadas. Personajes importantes que desaparecen, otros que aparecen de repente con una importancia que no ha sido cimentada… Esta falta de coherencia afecta también a los personajes principales, ya que se nota que faltan secuencias que justifiquen sus comportamientos.
Por otro lado, Ridley Scott parece no decidirse por un tono consistente: en ciertos momentos parece que quiere acercarse a la figura de Napoleón con cierta reverencia, en otros se diría que está orquestando una comedia bufa. El personaje de Josefina reclama una importancia que el montaje no termina de concederle.
Ridley Scott es un director con suficientes recursos visuales en su repertorio para lograr que el espectador no desconecte de la película. Pero no es suficiente para cubrir las carencias narrativas, que en este momento no podemos saber si surgen del montaje o del guion.
Así pues, más allá de las espectaculares batallas y de algunos buenos momentos, uno tiene la sensación de asistir a una especie de adelanto de la auténtica película. Un montaje del director que este autor sospecha se va a ofrecer en exclusiva en la plataforma que ha financiado la película. Ante ese panorama, resulta difícil recomendar ver en cines este montaje claramente mutilado.
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