En Aida, Verdi enfrenta con maestría los asuntos íntimos del corazón contra la grandeza del universo: donde los reinos ascienden y caen y las arenas del tiempo siguen avanzando y devorando todo a su paso. No hay un marco más apropiado para una ópera tan grandilocuente como ésta, como el mismo puerto de Sydney, inundado de la luz de la ciudad y rematado con la silueta de la ópera de Sydney recortada contra el sol del atardecer.
Handa Opera en el puerto de Sydney se ha convertido en una pieza fundamental del paisaje cultural internacional. Es el resultado de combinar todas las virtudes de Sidney; la ópera de primer nivel, champán, la buena mesa, puestas de sol y gafas en la orilla del puerto. Una producción de estas características es una tarea monumental, que necesita el trabajo de un equipo de más de 700 personas involucradas en el proyecto antes de que una sola nota se escuche sobre el puerto. Aida es el montaje más grande de ópera que han realizado nunca en un escenario. Pero en el centro de todo este montaje, detrás de la famosa 'Marcha Triunfal', las escenas de batalla y templos antiguos, late un corazón, profundamente, emocional. Mucho después de que los fuegos artificiales se hayan desvanecido en el cielo y Amneris haya cantado su tranquila oración conclusiva, el espectador podrá percibir la verdadera importancia de esta ópera en toda su dimensión: es una epopeya histórica y una tragedia humana, formando un todo indivisible.
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