jueves, 12 de julio de 2018

ESCUCHAR MÚSICA – OÍR MÚSICA (POST DE MARCELINO EN EL MOOC)

Antes de nada ¿qué es Música? ¿Te lo has planteado alguna vez? ¿Lo tienes claro?
Hay cientos de definiciones de Música, prueba evidente de que todas dicen algo, pero ninguna es suficiente. Las hay'asépticas'El arte de combinar los sonidos con el tiempo; 'especulativas': "Un ejercicio inconsciente de cálculo (Leibntz); 'emotivas'"El lenguaje de las emociones (Kant); 'transcendentes'"El mundo no es otra cosa que una música realizada"(Schopenhauer); 'intranscendentes': "Es un lenguaje cuyo medio de expresión son los sonidos"... y para rematarlo todo viene Stravinski con aquello de que: "la música es incapaz de expresar nada por sí misma".
Podríamos nosotros inventar una definición a nuestra medida, con la seguridad de que también sería insuficiente. Nadie ha dado una definición definitiva de MÚSICA, porque definir es 'delimitar' una cosa frente a otras, y… no parece fácil establecer los límites de la Música, tampoco de lo que "no es música".
Pero, dejando a un lado elucubraciones, vamos con la obra musical. ¿Es música lo escrito en el pentagrama? Evidentemente no. El pentagrama necesita ser traducido a sonido, y eso lo realiza un intérprete. Entonces, lo que nos llega a nuestros oídos (o a nuestro corazón) ¿es exactamente lo que quiso el compositor? Parece que no, porque hay por medio un "traductor", que al interpretar la partitura aporta "algo suyo" a la obra. Así hay tantas versiones de las sinfonías de Mozart, o de las sonatas de Beethoven, tan diferentes entre sí…
¡Qué desilusión! o… ¡¿qué fascinante?! Visto así, la Música es inagotable. También es estimulante acercarnos a las grandes obras a través de las diferentes visiones de los grandes intérpretes-traductores ¿no?
Pero aun podemos añadir un nuevo elemento de confusión: el oyente. ¿Qué es lo que realmente oímos cuando escuchamos música? ¿En la sala de conciertos, el que está sentado a mi lado oye lo mismo que yo? Pues NO. Nosotros también aportamos "algo" a la audición musical, mejor diríamos "ponemos límites a la audición". Realmente oímos aquello para lo que estamos preparados, según nuestros conocimientos, nuestras experiencias anteriores, nuestro desarrollo auditivo, nuestra sensibilidad. Un oyente, que sabe tocar el clarinete, oye sobre todo a los clarinetes de la orquesta; un tenor oye por encima de todo los tenores del coro; el oyente primerizo apenas oye otra cosa que la melodía; el experimentado, además de todo lo anterior, capta formas, timbres, estructuras, estilos… Hay en todo ello una importante carga intelectual y otra tanta de destreza y discernimiento: a mayor cúmulo de conocimientos musicales, a mayor adiestramiento de nuestro oído, mayor capacidad para oír música: oímos MÁS MÚSICA que el que está a nuestro lado.
En cualquier caso, lo que oímos nos produce una conmoción estética, intelectual, sentimental…, luego podemos afirmar que la música es un lenguaje, un lenguaje indefinible, pero que expresa algo que nos conmueve. Y esto, que resulta un tanto misterioso, es una faceta fascinante de la Música: cada nueva audición es diferente de la anterior.
Aquí casi nada es absoluto, casi todo está condicionado por el relativismo en esto de la audición musical. Pero nosotros, sin hacer demasiado caso a aquello de Stravinski, digamos con Beethoven: "La música es una revelación superior a toda filosofía".

1 comentario:

  1. Escuchar música es una de las cosas más bellas de la vida, lo importante es que nos guste y además disfrutar de cada melodía, mucho mejor si descargas en mp3 gratis a tu celular, en donde podrás personalizar tu playlist.

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