Ana vive su juventud en el Valle de Abdalajís (Málaga). Pero su vida da un giro total y, junto con un grupo de valientes y decididas mujeres, inicia una labor caritativa en favor de los más necesitados, especialmente ancianos abandonados, niños huérfanos y personas en situación de vulnerabilidad. Con el tiempo llegaría a fundar la Congregación de Madres de Desamparados San José de la Montaña. 30 años después de su muerte sus restos son robados en plena guerra civil española.
Ana Josefa nació en 1845 en el Valle de Abdalajís (Málaga), un lugar remoto al sur de España. Fue la más pequeña de cinco hermanos. Sus padres, José Pérez Reina y María Florido González, la educaron en un ambiente familiar verdaderamente cristiano. Como cualquier joven de su edad, al llegar a la adolescencia se enamora de un apuesto joven del pueblo, José Mir. Ana revolotea alegre entre una vida sin complicaciones y los preparativos de su boda cuando, de forma tan singular como sutil, Cristo irrumpe en su camino.
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