Barenboim es un símbolo, un músico entregado y excepcional que además sobrepasa los límites de su arte. Y, revestido del aura reverencial que antaño se reservaba a ciertos intelectuales, su discurso, sus palabras, y también sus hechos, suelen gozar de cierto predicamento. Por ello era muy importante su presencia en este concierto, más allá del acto musical en sí.
"El pianista y director defendió un humanismo que hunde sus raíces en la cultura y la música como elemento esencial para la formación de mejores personas. De ahí el error de desterrarla de los programas educativos y de los presupuestos ministeriales". La Sala Dorada del Musikverein, la sede de la Sociedad de Amigos de la Música de Viena, acoge un año más el tradicional Concierto de Año Nuevo. Una de las mejores filarmónicas del mundo, la de Viena, dirigida esta mañana por Daniel Barenboim (Buenos Aires, 79 años), quien se pone al frente por tercera vez tras las ediciones de 2009 y 2014.
La tradición del Concierto de Año Nuevo está relacionada con la familia Strauss, la principal dinastía de compositores de música de baile y opereta vienesa del siglo XIX. Y, más concretamente, con Johann Strauss hijo. También se añaden siempre obras de su hermano Josef, el más imaginativo a nivel musical, del patriarca de la familia, Johann Strauss padre, y, en menor medida, de Eduard, el benjamín de la saga. Esta edición escucharemos obras de los cuatro.
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