viernes, 27 de junio de 2025

Llevar una vida social activa puede reducir el riesgo de la enfermedad de ALZHÉIMER

 


Numerosas investigaciones han vinculado mayores niveles de conexión social con un menor riesgo y una aparición más tardía de la enfermedad de Alzheimer (EA). Se dice que llevar una vida social activa puede reducir el riesgo de la enfermedad a través de una amplia gama de mecanismos, como el fomento de la reserva cognitiva, el retraso de la atrofia de la misma y la prevención del deterioro cognitivo relacionado con el estrés, como documentan algunos estudios, comp el de 'BMJ Public Health'.

Sin embargo, aún no se ha establecido una relación causal entre las medidas de conexión social y la EA. La evidencia sobre las relaciones sociales y el riesgo de demencia se ha basado casi exclusivamente en datos observacionales, con pocos diseños experimentales.

La mayoría de estos estudios no pueden descartar la posibilidad de una vía "causal inversa", en la que las personas con EA (posiblemente preclínica) modifican su participación en actividades sociales y/o sus conexiones con familiares y amigos como resultado de la enfermedad. Medir el alcance de esta vía podría orientar las iniciativas clínicas y de salud pública.

Síntomas precoces

Por ejemplo, si el aislamiento social o las malas relaciones sociales son síntomas tempranos de la EA prodrómica, podrían ser útiles para la detección y la comprensión de la historia natural de la EA. Además, abordar los factores de conexión social puede formar parte de las estrategias clínicas para mitigar o prevenir los efectos sociales de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de las personas con la patología y sus familiares en las primeras etapas de su evolución.

Un enfoque para cuantificar las relaciones causales inversas entre la EA y los factores de riesgo comúnmente citados utiliza como instrumento variantes genéticas establecidas antes del inicio de la patología. Por ejemplo, se ha descubierto que la puntuación de riesgo genético de la EA predice tanto el nivel como el deterioro de la función cognitiva, y se ha utilizado en investigaciones previas para determinar la dirección causal de la EA en el índice de Masa Corpoal, la duración del sueño, el rendimiento en pruebas cognitivas, el volumen de las regiones cerebrales, la discapacidad auditiva y determinados dominios de interacción social.

Estos estudios previos sobre puntuaciones de riesgo genético sugieren que ciertos factores que se cree que aumentan las probabilidades de EA podrían ser, en realidad, signos preclínicos de demencia. De igual manera, la evidencia de una asociación entre las medidas de conexión social no estaría sesgada por factores de confusión residuales. Dicha evidencia implicaría que los hallazgos observacionales previos que vinculan la conexión social con el riesgo de EA .

Asociación sorprendente

Ahora llega un nuevo estudio que ha utilizado datos del Biobanco del Reino Unido para estimar el efecto del riesgo genético de desarrollar EA en las medidas autoinformadas de conexión social, incluyendo el aislamiento social, la soledad, el apoyo emocional, la satisfacción en las relaciones y la diversificación de las actividades sociales. 

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