En la segunda mitad del siglo XVIII, tras las celosías del convento de Santa María de Cádiz se esconde un enjambre de féminas. A diferencia de estudios monásticos tradicionales, El manto y el cálamo se propone devolver la voz a un grupo de mujeres. Atrevidas, valientes, en compañía de seglares, las «monjas azules» reflejan el dinamismo de la sociedad gaditana.
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