«El peor pecado contra los pobres es la
indiferencia» dijo el Papa en la I Jornada Mundial de los pobres.
Y aportó una recomendación, casi como un
desafío: «Nos hará bien acercarnos a quien es más pobre que nosotros, tocará
nuestra vida». Estar con ellos, precisó, ayudará a recordar lo que
verdaderamente cuenta: «amar a Dios y al prójimo». «Solo esto dura para
siempre, todo el resto desaparece».
Este desafío es el que han recogido un
grupo de chicas que están llevando a cabo un proyecto, para hacer visibles a
los invisibles, y ofrecer a los que hemos dejado en la periferia de la sociedad
No solo pan, sino la cercanía que abra la puerta
a quien está «sediento de amor» “ Amar al pobre significa luchar contra todas
las pobrezas, espirituales y materiales», añadió
el Papa.
Estas personas valientes han estado ayer
por la tarde en nuestro programa para hablarles de su proyecto, de cómo lo
están poniendo en marcha, dificultades, logros… y sobre todo para lanzar un mensaje
a todos los oyente de compromiso con estas personas que necesitan ser vistas, oídas y tenidas en cuenta en
nuestra sociedad.
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